Tres partidos para tres victorias, y sin recibir ningún gol era el bagaje con el que se presentaba Italia en los octavos de final del que todo el país consideraba ya «su» campeonato. Un empate a 1 gol frente a los búlgaros, y frente a la Argentina de Diego Armando Maradona, se unirían a la victoria por 2-3 frente a los surcoreanos para clasificarse como segunda de grupo para los octavos de final del torneo. En los lanzamientos, los fallos de Roberto Donadoni y Aldo Serena condenarían a Italia, y los 60.000 asistentes de Nápoles cargaron contra el ídolo local Maradona por dejarles fuera de la final de «su» Mundial. Roberto Mancini anotaría un tanto que serviría para que Italia empatase por 1-1 frente a los anfitriones, Gianluca Vialli otro que serviría para vencer por 1-0 a la vigente subcampeona de Europa, España, y Alessandro Altobelli y Luigi De Agostini certificaban el 2-0 para vencer a la selección nórdica. Frente a los estadounidenses se repitió el mismo marcador gracias a un gol de Giuseppe Giannini, que sumado a la victoria por 2-0 frente a los checoslovacos gracias a los goles de Schillaci, y de un joven Roberto Baggio en lo que sería denominado como «el gol del Mundial» debido a su bella factura, servirían para completar una perfecta fase de grupos.
En el partido por el tercer puesto, Italia venció por 2-1 a la selección inglesa con goles de Baggio y Schillaci y regresó al podio Mundialista, y Schillaci recibió la Bota de Oro como máximo realizador con 6 tantos y el Balón de Oro como jugador más destacado del torneo. El partido necesitó ser resuelto desde el punto de penalti, tras llegar al final de los 120 minutos de partido con un empate a uno por los goles de Schillaci y Claudio Caniggia. Esa temporada el Athletic volvió a disputar una final de la Copa del Rey veinticuatro años después, tras eliminar a cuatro equipos de Primera División; Recreativo de Huelva, C. A. Osasuna, Real Sporting de Gijón y Sevilla F. C.. Paolo Rossi deslumbró al Mundo con sus actuaciones, y gracias a ellas ganó la Bota de Oro como máximo goleador del torneo con 6 tantos, y el Balón de Oro como mejor jugador del torneo, galardón que se concedió por primera vez en la presente edición del campeonato.
Como curiosidad del evento, cabe destacar la participación de la selección danesa con apenas unos días de antelación, en sustitución de la selección yugoslava que fue excluida debido a que se encontraba inmersa en la Guerra de los Balcanes. Una decepción como hacía tiempo que no se vivía en Italia, debido en especial a la gran participación del anterior Mundial, del que había ganas de resarcirse, y por contar con una de las mejores generaciones de futbolistas que dio el país. Emparejados con la selección noruega, la selección húngara, la selección chipriota, y la selección soviética, que sería la clasificada, y que justo después de la fase de clasificación, se disolvería debido a la disolución de la Unión Soviética, por lo que su participación sería reemplazada por la selección C.E.I. Italia no conseguiría clasificarse para la Eurocopa 1984 de Francia, donde tras realizar una mala fase de clasificación en el Grupo 5, quedó penúltima tras conseguir una sola victoria en el grupo formado junto a la selección rumana, primera clasificada, la selección sueca, la selección checoslovaca, la selección chipriota. Italia salió reforzada como cuarta clasificada, y con un equipo consolidado para afrontar el siguiente Mundial que se celebraría en su propio país.
Tanto Italia como Alemania podrían alcanzar a Brasil, y en el caso de los italianos, convertirse de nuevo después de 12 años en la selección con más títulos del Campeonato del Mundo. Italia recuperaría su buen juego para la VIII edición de la Eurocopa celebrada en Alemania Federal. El triunfo de Italia parecía seguro, fomentando al presidente italiano Sandro Pertini a apuntar con el dedo a las cámaras de televisión en una gesto de «no nos va a coger ahora». Llegaba una nueva cita mundialista, a la que se presentaba como vigente campeón. Como curiosidad, se dio una circunstancia que se convertiría desde entonces en un clásico entre los aficionados asistentes a un recinto deportivo. El primer escudo del Paris Saint-Germain apareció en 1970 y consistía en una bola y un buque, que son dos poderosos símbolos de París, y fue utilizado durante las siguientes tres temporadas. En 1922 llegó Fred Pentland, procedente del Racing de Santander, logrando dos Campeonatos Regionales (1923 y 1924) y la Copa de 1923 en tres temporadas. A falta de siete jornadas para el final ocupaba todavía puestos de descenso y fue entonces cuando tres triunfos seguidos contra Girona F. C., CD Leganés y Real Sociedad permitieron alcanzar la puntuación mínima para continuar un año más en Primera.
Si tiene prácticamente cualquier problema con respecto a dónde, junto con consejos sobre cómo emplear equipacion juventus , puede enviarnos un correo electrónico en nuestro propio sitio de Internet.